domingo, 31 de mayo de 2009


Aprendí que los deseos por mas inalcanzables o descabellados que parezcan hay que animarse a intentarlos, arriesgarse a la aventura de dar el primer paso. Una vez que damos ese primer paso, y aunque la lucha resulte despareja, siempre hay que seguir adelante. No hay que rendirse, supe que hice bien en dejarme guiar por mis deseos. Porque los deseos muchas veces son buenos guías, nos muestran el lugar hacia donde partir. Como así también, a veces los deseos nos muestran el lugar al que hay que volver. Aprendí que a veces el secreto no es vivir deseando lo que no se tiene, sino querer lo que se tiene. Y una cosa hay que aprender: nuestros deseos no siempre van a cumplirse ya, aquí y ahora. Es parte de la vida aceptar que nuestros deseos no siempre son órdenes para un genio bueno. A veces otros deseos ajenos son los que ordenan nuestra vida.

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